HISTORIA MILITAR DE ESPAÑA
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BATALLA DE SIMANCAS (5 de enero de 939)

Victoria de Ramiro II sobre Abd al-Rahman III.

La osadía del rey Ramiro II de León al atacar Mérida, Badajoz y Lisboa el 937 hizo que el califa Abd al-Rahman III proclamase la guerra santa contra los cristianos. El califa estableció su cuartel general en Salamanca, donde consiguió reunir unos 100.000 hombres, al decir de las crónicas, y a donde él en persona se dirigió para ponerse al frente de su ejército. Necesitó más de un año para ultimar los preparativos, y una vez finalizados, el poderoso ejército cordobés se puso en marcha hacia Zamora, destruyendo todo a su paso y sin encontrar resistencia. Abd al-Rahman III se creyó con fuerzas suficientes para atacar la plaza de Simancas, donde el rey Ramiro esperaba a los musulmanes.

El 5 de enero de 939 se dió la batalla de Simancas, en la que el rey Ramiro II derrotó inesperadamente a los musulmanes. El monarca leonés persiguió a los restos del ejército musulmán y los volvió a derrotar en Alhandega, población hoy desaparecida y situada cerca de Simancas.

El descalabro musulmán fue inmenso, del que el califa tardó en reponerse. Los cordobeses perdieron entre 50.000 y 80.000 hombres (según ciertos historiadores), y el propio califa resultó herido en los combates. Las pérdidas de Ramiro II también debieron de ser enormes, pero no tardó en reponerlas gracias a la constante afluencia de cristianos de otras regiones, a las cuales había llegado el eco de la gran victoria del monarca leonés. Antes de dos meses después de la batalla, Ramiro II había reunido un numeroso ejército, cuyos principales jefes eran los condes Fernán González de Castilla y Asur Fernández.

En la batalla perecieron ilustres caudillos musulmanes, entre ellos el jefe Nadjda; cayó prisionero el ex alcaide de Santarem, El Tochibi, y el botín que recogieron los cristianos fue inmenso. Un tal Luitprando, en su libro Antopodosis, habla con admiración del empuje de los cristianos; el analista de San Gall menciona el hecho de que la reina Tota de Navarra participó en la batalla. Por su parte, muchos historiadores musulmanes no mencionan lo ocurrido para ocultar el descalabro, y otros cuentan sucintamente los hechos.




FUENTES: