HISTORIA MILITAR DE ESPAÑA Campañas |
GUERRA DE IFNI (1957-58)
COMBATE DE EDCHERA (13 de enero de 1958)
De los 198 muertos, 574 heridos y 80 desaparecidos que costó la guerra de Ifni, al menos 41 muertos, 50 heridos y 1 desaparecido lo fueron durante una sola jornada en un único lugar llamado Edchera, situado al este de El Aaiun. Esa tremenda proporción de bajas, y el hecho de que prácticamente todos ellos fuesen miembros de la Agrupación formada por la XIII Bandera de La Legión al completo, dieron al combate una significación grandísima en su momento que, por otra parte, apenas ha transcendido hasta nuestros días.
El combate se libró el 13 de enero de 1958. En él murió el veterano capitán de Infantería don Agustín Jáuregui Abellas al frente de la 2ª compañía de la citada Bandera, emboscada por los rebeldes saharagüis del Ejército de Liberación Nacional. Por esta acción les sería concedida la Cruz Laureada de San Fernando al brigada legionario Francisco Fadrique Castromonte y al legionario Juan Maderal Oleaga, las últimas concedidas hasta la fecha en el ejército español. El cabo 1º de Transmisiones Pedro Fernández-Mayorala resultó desaparecido, sin que nunca se encontrara su cadáver. Antecedentes. Desde el año 1956 el ejército español temía un ataque a sus provincias africanas del Sáhara e Ifni por parte de Marruecos. Una de las acciones de refuerzo de las guarniciones allí desplegadas fue la creación de la XIII Bandera de la Legión con destino al Sáhara, donde llegó a El Aaiún en junio de 1956. La XIII Bandera tenía la siguiente composición:
La situación llegó a ser tan alarmante que el mando español decidió desplegar tres banderas más de la Legión en el Sahara durante el segundo semestre de 1957:
El 23 de noviembre de 1957 las bandas marroquíes iniciaron el ataque general contra el territorio español de Ifni. La VI Bandera fue trasladada por vía aérea a este territorio, y su hueco en El Aaiún fue ocupado por la IV Bandera, que se trasladó desde Villa Cisneros. Las acciones armadas se trasladaron al territorio del Sahara en forma de diversos hostigamientos a las tropas españolas, que culminaron con el ataque del 30 de noviembre al convoy de abastecimiento de El Aaiún, donde el capitán Venerando, de la Legión, fue herido gravemente y resultando muerto posteriormente en Las Palmas, donde había sido evacuado. El enemigo ocupaba posiciones en al norte del territorio del Sahara y alrededor de El Aaiun en las siguientes zonas:
El contingente localizado al este de El Aaiun era el más numeroso y extendía su presencia en una serie de campamentos que vigilaban la carretera que discurría desde El Aaiun hasta Smara (campamentos de Tuifidiret, Aain Najla y Sidi Ahmed Laarosi). Combate del 22 de diciembre de 1957. A finales del mes de noviembre el mando español constituyó en el territorio del Sahara una agrupación compuesta por las IV y XIII Banderas de La Legión y el III Tabor de Tiradores de Ifni. Una de las misiones asignadas a la agrupación fue la de conseguir información de contacto con las bandas rebeldes asentadas en el este de El Aaiun. Para ello el 22 de diciembre la XIII Bandera llevó a cabo un reconocimiento armado sobre el oasis de Merseied y Edchera. El grupo de combate estaba al mando del capitán Agustín Jauregui, jefe de la 2º compañía de la Bandera, y formado por las siguientes unidades:
El grupo de combate salió de El Aaiun por la orilla oeste de la Saguía hacia el oasis de Meseied. El enemigo estaba atrincherado en el terreno y ocupando una serie de cuevas naturales en el escarpado borde del cauce del río. Al divisar la columna española hizo fuego de ametralladora a bastante distancia. Establecido el contacto, la columna maniobró, desplegó sus pelotones y se lanzó al asalto de las posiciones rebeldes. El enemigo, al ver la reacción española, abandonó sus posiciones. El jefe de la columna no se lanzó en su persecución. Otra versión del combate dice que se expulsó al enemigo de sus posiciones y se le persiguió en franca huida, causándole entre 25 y 30 muertos. La realizad es que había llovido, el terreno estaba fangoso, sólo se cogió un prisionero, que resultó ser el jefe de la banda, y gran cantidad de armamento, municiones, material y víveres; la columna española solo sufrió un herido. El jefe de la Bandera acudió en apoyo de la columna, pero el resto de la banda rebelde huyó hacia Edchera y Tafudart sin que los españoles lograsen impedirlo, lo que, al parecer, supuso un grave disgusto entre los legionarios. No obstante, en orden del 30 de diciembre se citaron como distinguidos al comandante de la Bandera, al capitán Jauregui y a un cabo 1º. 3. Combate del 13 de enero de 1958. A las siete de la mañana del 13 de enero de 1958, la XIII Bandera salió de El Aaiun al mando de su jefe, el comandante Rivas Nadal, al completo de sus efectivos. Se dirigía hacia Edchera por la orilla derecha de la Saguía el Hamra para efectuar otro reconocimiento armado sobre el contingente de bandas rebeldes asentado en aquella zona. El despliegue de la columna era el siguiente:
El servicio de Transmisiones de apoyo a la columna se estableció con personal de la Compañía de Transmisiones Expedicionaria del Regimiento de Transmisiones de El Pardo (actualmente Regimiento de Transmisiones 21, Marines, Valencia) de la siguiente manera:
Los vehículos radio se colocaron en la columna inmediatamente detrás del mando a quien estaban afectados. Iban manteniendo el enlace en escucha permanente cruzando novedades cada diez o quince minutos. De vez en cuando intervenía la directora desde El Aaiun. Se desconoce dónde se situó el jefe de la Bandera. Se supone que en el puesto de mando de la Bandera se encuadraban el capitán de la 4ª compañía de plana mayor y algunos de sus elementos, pues la mayor parte de sus efectivos debieron permanecer en el cuartel de El Aaiun. En total formaban la columna unos 400 combatientes, a los que hay que sumar una treintena de conductores y los operadores de radio, en un convoy de unos 30 camiones y jeeps. Los vehículos de la columna pertenecían al Servicio de Automovilismo, con un teniente de Automóviles encuadrado en la misma a cargo de los conductores. La columna progresaba tranquilamente por los llanos de Ammat Amasit. Sobre las diez de la mañana, tras rebasar el pozo de Bujcheibia y a unos dos mil metros del paso que bajaba hacia el cauce de la Saguía en dirección a Edchera, la columna recibió de frente los primeros disparos del enemigo, quien se hallaba cubierto de vistas y fuego. La sección del primer escalón de la vanguardia de la 2ª compañía, al mando del teniente Gamborino, aceleró la marcha de sus jeeps para cerrar contra el enemigo, pero acabó siendo detenida por el intenso y nutrido fuego que recibía, a resultas del cual el teniente jefe resultó muerto. En ese momento, el resto de la columna recibió fuego de flanco procedente de una numerosa fuerza enemiga desplegada en un amplio frente en las pequeñas elevaciones de dos o tres metros de altura existentes en el borde superior del cauce de la Saguía, a pocos metros hacia la llanura, y a una distancia aproximada de unos trescientos metros del camino donde circulaba la columna. El enemigo estaba apostado tras una buena protección y disponía de un campo de tiro totalmente llano y despejado. Al otro lado del cauce estaba apostado otro grupo de rebeldes dispuestos a apoyar con armas pesadas o a reforzar el primer grupo desplegado. La descarga fue demoledora, y alcanzó los últimos vehículos de la 2ª compañía, a toda la 3ª compañía y a los primeros vehículos de la 1ª compañía. Hubo numerosos legionarios que resultaron muertos dentro de los camiones, mientras que sus compañeros abandonaban los vehículos para protegerse tras las ruedas o cualquier obstáculo existente en el terreno. La 3ª compañía fue la más castigada; el teniente Gómez Vizcaíno resultó muerto y el teniente Lafuente quedó herido. Se envió un mensaje a El Aaiun vía radio informando del ataque enemigo; posteriormente se envió otro añadiendo que el fuego era muy intenso en un lugar “por el que ya ha pasado la vanguardia”. La situación de la 2ª compañía tampoco era halagüeña: la sección en cabeza quedó desplegada con numerosas bajas en lo alto del paso hacia Edchera y con su teniente muerto (otras versiones dicen que el teniente Gamborino no murió en los primeros momentos, pues hay testigos que afirman que el páter de la Bandera se había acercado a lo alto del paso y que, cumplida su misión espiritual, se despidió del teniente; el sargento Cruz manifestó que el teniente murió más adelante a causa de un rebote; el capitán Jáuregui y la sección del teniente Carrillo se adelantaron hacia el paso y llegaron al fondo del cauce de la Saguía, en una zona repleta de pequeños montículos, donde quedaron frenados por el numeroso fuego que recibían del grupo enemigo apostado al otro lado del cauce; la otra sección, al mando del teniente Ochoa, intentó asaltar una de las pequeñas alturas situadas al oeste de la entrada del paso, pero quedó detenida y con muchas bajas. El comandante Rivas decidió enviar la 1ª compañía hacia el sur, rodeando la 2ª compañía por el este, para tratar de resolver el combate. Su misión era bajar al cauce de la Saguía, remontarlo hasta encontrase con el capitán Jáuregui y la sección del teniente Carrillo, y amenazar el flanco del enemigo que seguía disparando contra la 3ª compañía. Empeñada su reserva, el comandante solicitó a El Aaiun el envío de refuerzos; allí se decidió la inmediata salida de la 2ª compañía de la IV Bandera. Alrededor del mediodía los capitanes Girón y Jáuregui se encontraron en el cauce de la Saguía. No obstante, en esos momentos el enemigo apostado en el borde del cauce amenazaba realizar un asalto contra la 3ª compañía, que seguía clavada en el terreno sin posibilidad de escapar del fuego enemigo, por lo que el comandante Ribas ordenó al capitán Girón que subiera hacia el paso por el camino utilizado por el capitán Jáuregui, para proteger a la 3ª compañía. Entonces el capitán Jáuregui, al ver que se quedaría sin refuerzos, solicitó al comandante Ribas que le dejara a alguien; el jefe de la Bandera dispuso que la 3ª sección de la 1ª compañía, al mando del brigada Fadrique por falta de suficientes oficiales, quedara agregada a la 2ª compañía; de esta manera, el capitán Jáuregui dispondría de dos secciones en el fondo de la Saguía. Sobre las dos de la tarde la 1ª compañía había tomado posiciones para proteger a la 3ª compañía y la 2ª compañía de la IV Bandera había llegado a la zona del combate. La situación parecía estabilizada. Desde El Aaiun se radió hacia Ifni el primer parte del combate al mando del territorio de Sahara-Ifni, informando que se había tomado contacto con el enemigo y que se le estaba cercando. En ese momento se produce por radio el siguiente diálogo entre el capitán Jáuregui y el comandante Ribas, del que es testigo el cabo 1º Parra:
Tras esta conversación, el capitán ordenó el avance de sus dos secciones. El brigada Fadrique avanzó dos pelotones y dejó el tercero apoyándole por el fuego. Suponemos que la sección del teniente Carrillo realizó un movimiento similar, si bien parece que se detuvo al encontrar una zona con vegetación, según declaró un testigo. Recorridos unos trescientos metros, el enemigo detuvo los dos pelotones del brigada Fadrique, que fueron obligados a establecerse en defensiva. Mientras tanto, el cabo 1º al mando del tercer pelotón resultó muerto; el teniente Carrillo ordenó a este pelotón que subiera el cadáver de su jefe a lo alto de paso; allí fueron municionados y enviados de regreso para proteger los otros dos pelotones de la sección; estos mantuvieron la defensa durante todo ese tiempo, pero seguían sufriendo bajas: el cabo 1º jefe de uno de los pelotones resultó muerto mientras que el sargento jefe del otro quedó herido; el propio brigada Fadrique resultó herido a su vez. En uno de esos momentos, sobre las cuatro de la tarde, el cabo 1ª Parra recibe por radio una comunicación del cabo 1ª Fernández-Mayorala:
No volvió a oírse la voz del cabo 1º Fernández-Mayoralas. Durante varios minutos la estación del comandante Ribas estuvo llamando sin resultado positivo, hasta que las llamadas fueron cada vez más espaciadas. El vehículo radio del capitán Jáuregui había sido ametrallado e incapacitado para moverse, por lo que el cabo 1º Fernández-Mayoralas había enviado a su conductor y ayudantes en busca de ayuda. Se quedó solo para mantener el enlace, parapetado, haciendo fuego al enemigo, defendiendo la estación radio. El combate en el cauce de la Saguía seguía sin resolverse. El brigada Fadrique envió un enlace al capitán Jáuregui, pero regresó con la noticia de la muerte del capitán. Entonces el brigada ordenó el repliegue de los supervivientes de los dos pelotones, mientras él se quedaba protegiendo el repliegue de sus hombres. Junto a él se quedó el legionario Maderal Oleaga, quien se había apoderado de un fusil ametrallador de uno de sus compañeros caídos. Ambos fueron finalmente abatidos por los rebeldes. Por su parte, el comandante Ribas trataba de progresar por el borde de la Saguía. Al aproximarse, una lluvia de disparos frenaba su avance. Era un fuego tan intenso que en el vehículo radio, fácilmente distinguible en la distancia por sus dos antenas de varilla, se contaron hasta veintisiete impactos de bala. El cabo 1º Parra se protegía entre las dos estaciones de radio, protegido por las baterías. Los amagos de acercarse al borde de la Saguía que hizo el comandante se sucedieron por distintos sitios, un par de veces o más, sin conseguirlo. El vehículo radio iba pegado al del comandante, quien unas veces se internaba solo y otras era acompañado de otros vehículos ligeros. Todos los intentos de acercarse a las fuerzas de vanguardia eran vanos. En un momento dado, una ráfaga enemiga hirió al cabo conductor del vehículo radio en una pierna. Salió del vehículo sangrando, se guareció tras una rueda, buscó con la mirada el vehículo del comandante para orientarse y se dio cuenta que estaban solos, a unos escasos ciento cincuenta metros del enemigo que disparaba sobre ellos y a unos doscientos cincuenta de las tropas propias. El cabo Vilela de nuevo en coche, el sacó el vehículo de allí como pudo, con las dos ruedas delanteras pinchadas y bajo una oleada de disparos, en dirección hacia el vehículo del comandante. Más tarde se estableció contacto radio con uno de los dos aviones que llegaron desde Las Palmas. Continuamente pedían algún objetivo sobre el que arrojar las bombas, insistiendo que se iba la luz del día, que tendrían que bajar su altura y entonces no explosionarían. El comandante Ribas se resistía a dar esa información, pues había muchos legionarios sin localizar, pudiera ser que muertos, pudiera ser que vivos todavía; finalmente dio la información. Durante la noche la Bandera se estableció en defensiva, reajustando su despliegue para poder reanudar el ataque al día siguiente. Con los vehículos que estaban junto al comandante Ribas se formó una especié de círculo. Los legionarios se dispusieron a pasar una noche muy larga. El enlace radio con El Aaiún fue muy dificultoso, en grafía (morse) y en lucha constante con la carga de las baterías. Salvo excepciones, se limitaban a dar novedades. Durante la noche siguieron oyéndose disparos en la distancia, sin saber muy bien el origen de los mismos; quizás legionarios buscando en la noche a los suyos, legionarios que seguían combatiendo o quien sabe... Un convoy que partió hacia El Aaiún con heridos y muertos regresó a las pocas horas, perdido en la noche del desierto, ya que cuando creían que habían llegado encontraron que estaban otra vez en el mismo sitio del que partieron, incapaces de encontrar el camino. Al amanecer no había rastro del enemigo. Durante la noche el enemigo retiró el armamento de sus bajas y rompió el contacto aprovechando la obscuridad. Con las primeras luces, y tras el reconocimiento del terreno, comenzó la triste y dolorosa tarea de recoger a los muertos, que se cargaron en camiones para su traslado a El Aaiún. Las bajas. Los españoles encontraron unos cincuenta cadáveres enemigos y calcularon que habían sufrido unas doscientas bajas más. Por su parte los españoles sufrieron 41 muertos y un desaparecido: 37 muertos pertenecían a la XIII Bandera, mientras que un cabo primero muerto era de la IV Bandera; a ellos se sumaron dos conductores y un cabo indígena muerto. El único desparecido era el cabo 1º de Transmisiones Fernández Mayorala. Las bajas de la XIII Bandera fueron las siguientes:
La mayoría de las bajas ocurrieron en el ataque por fuego del convoy, pues en los combates del cauce de la Saguía hubo 16 bajas, según refiere un testigo de los hechos. Hubo además 50 heridos:
Es digno de resaltar el alto número de bajas en los mandos de la Bandera:
El brigada Fabrique y el legionario Maderal fueron propuestos para Medalla Militar Individual, aunque finalmente se les concedió la Laureada de San Fernando tras oír el testimonio de los supervivientes, que refirieron cómo ambos decidieron quedarse a cubrir la retirada de sus compañeros en lugar de replegarse con ellos. Queda pendiente de saber el paradero del operador de radio del capitán Jáuregui, cabo 1º Pedro Fernández-Mayoralas Ruiz, único desaparecido en el combate. Su cuerpo no se encontró entre los cadáveres recuperados el 14 de enero de 1958. Su vehículo radio apareció en un repecho del camino que bajaba hacia la Saguia, sin estación de radio, sin baterías, con las ruedas pinchadas. ¿Qué le pasó al Cabo 1º Mayoralas? Esa pregunta permanece latente desde entonces, sin obtenerse nunca una respuesta clara. Diversos prisioneros saharagüis interrogados no aportaron nada; no lo habían hecho prisionero como al principio se supuso; no lo recordaban y nunca tuvieron noticia de él.
|