Durante la madrugada del 23 de julio se recibió la orden de replegarse sobre Cheif. Los policías indígenas desertaron y sus oficiales se marcharon inopinadamente a Dar Dríus, abandonando al resto de la guarnición, de la que tan solo se salvaron el teniente Calomarde y siete soldados.
Este es el relato de lo ocurrido a esta posición que recoge el general Picasso en su resumen (capítulo X):
Según declaración del antecitado teniente del regimiento de San Fernando Calomarde, que la describe al folio 1342, la posición radicaba en la cabila de Beni-Tuzin, en el poblado de su nombre, asentado en una elevada loma en la estribación divisoria de las corrientes del Kert y sus afluentes del Ben-Melul, cortada a pico por uno de sus flancos, y constituída por simple parapeto de piedra de mala calidad, artillando cuatro piezas Saint-Chamond de 7,5 cm. A kilómetro y medio de distancia situaba la avanzadilla de Izen Lasen, puesto que, por ser el más adelantado de Beni-Tuzin, con arreglo a lo que depone el capitán Alonso, de la 9ª mía de Policía, había sido objeto de frecuentes ataques como cosa ordinaria y frecuente –folio 831 vuelto-.
Guarnecían la posición principal la sección del mando del declarante; de la compañía de Cheif, y el destacamento de Artillería a cargo de un oficial, con algunos soldados de Ingenieros telegrafistas, e Intendencia para el depósito, y como cabecera de la 14ª mía de Policía de Beni-Tuzin, concurrían a su guarnición 90 policías, con el capitán y un oficial.
A tenor de la declaración del precitado teniente Calomarde –folio 1343-, en la tarde del día 22 reinaba aparente tranquilidad en los contornos, si bien no llegó el askari conductor del correo, viéndose en la lejanía un incendio, que atribuyó a alguna posición de Beni-Said, y oyéndose durante toda la noche cañoneo más cercano hacia Tafersit, y a la madrugada fuego de fusilería por la parte de Buhafora.
Al amanecer del día 23 fue ya atacada la avanzada de Izen Lasen, por lo que no se hizo la descubierta, y marchando a ella el teniente médico Perdomo, por orden del capitán-jefe de la posición, a desempeñar los servicios profesionales para que había sido requerido, por haber tenido bajas. En la misma mañana pudo observarse concentración de moros en el montículo que dominaba la entrada del camino de Izen Lasen y agitación y movimiento de los moradores hacia la parte de Azrú.
Al reclamar, por óptica, de Cheif el envío de una ambulancia para evacuar los heridos de Lasen, recibieron orden de abandonar la posición, quemando todo lo que no pudieran transportar, la cual orden transmitieron, naturalmente, a Izen Lasen, por más que nada se dijera de aquella.
Formada la fuerza para efectuar la evacuación, salió la Policía para reconocer y despejar los alrededores, e inmediatamente detrás la fuerza del declarante, en tanto que el destacamento de Artillería quedaba inutilizando las piezas y destruyendo las municiones del repuesto.
Atacados inopinadamente, el capitán y oficial de la Policía, seguido de un corto número de gente montada, y al decir del testigo, arrancaron al galope con dirección a Dríus, y la de Infantería, en parte unida a los moradores del inmediato poblado, y otra, volviendo a la posición, rompieron el fuego contra la fuerza que salía; ante la cual agresión dispersáronse y dióse a la fuga, quedando el oficial tan solo con tres hombres; y logrando reunir alguno más, que alcanzó a recoger de los fugitivos, y reducidos ya a once hombres, como Cheif estuviese ardiendo, pudo, por Ain Kert y derecha de este río, llegar a Dríus al mediodía con sólo siete de fuerza, dos de ellos heridos.
Una vez en este punto, con su gente y la de Hamuda y de Cheif, de su misma compañía, consigna el testigo que pudo reunir hasta quince y diez y seis soldados, que agregó a otra compañía de su Cuerpo.
El artillero Juan Moreno Barbero, del destacamento de esta posición –atestado número 21., confirma los términos de la evacuación y agresión de que fueron objeto por grupos de la Policía indígena, así como el cabo del regimiento de San Fernando Gonzalo Fernández, de la fuerza de guarnixión –atestado núm. 25-. El teniente de Artillería Reig –folio 1193 vuelto- dice que solamente tiene noticias por los moros, en cuanto a esta posición, de que la policía se marchó de ella con sus oficiales al frente; que la Infantería se dispersó a la salida, y que a los de Artillería los mataron dentro y al pie de ella, remitiéndose, para más detalles, al teniente de Policía Rucova, prisionero en Alhucemas.
Este teniente Rucova, de la 14ª mía, destacado en la avanzada de Izen Lasen, dice en atestado –folio 1584 vuelto-, cuya primitiva relación en francés se inserta al folio 1803, hablando de la evacuación de su puesto, que “tanto soldado muerto es debido, indudablemente, a no esperar las fuerzas de retaguardia a las posiciones de vanguardia, pues la mía no esperó la fuerza por haber escapado casi de Midar sin tirar un tiro”.
Respecto a la orden de evacuación de la posición, el teniente de Artillería Vidal Cuadras, de Cheif, dice, al folio 1493: Que el teniente Miralles, de Policía, “se había encargado voluntariamente, apenas recibida la orden, de llevarla en persona a Midar”; circunstancia que pudiera explicar el hecho de omitir su transmisión de Cheif directamente por telecomunicación, y no recibirse hasta que, incidentalmente, se pidiera el auxilio para evacuar los heridos, a tenor de lo que depone el teniente Calomarde, como anteriormente se consigna; mas es de advertir que adonde verdaderamente fue el teniente Miralles a comunicar la orden de repliegue fue a Ain Kert, cual ya se ha comentado, y luego, en su epígrafe, se volverá sobre ello, debiendo recibir en otra causa la omisión o la tardanza de la transmisión de la orden a Azib.
Hase pretendido, y consígnase en el informe de la Subinspección de tropas y Asuntos indígenas –folio 1818-, que análogamente a la guarnición de Buhafora, que pereció defendiéndose hasta el último momento, lo mismo puede decirse de la 14ª mía, que tenía su cabecera en Azib de Midar, suponiendo gratuitamente que también ha perecido de este modo, pues en orden a cuanto se deja manifestado, se advierte lo infundado de tal aserto y la pronta evasión de los oficiales y tropa montada, cuya ulterior conducta se desconoce, así como es también comprobada la defección de la quedara en el lugar.