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CARTA DEL CAPITÁN D. JESÚS AGUIRRE ORTIZ DE ZÁRATE Don Angel Ruiz de la Fuente y Sánchez Puerta, auditor de brigada, secretario relator del Consejo Supremo de Guerra y Marina. CERTIFICO: Que en la información gubernativa instruída para esclarecer los antecedentes y circunstancias que concurrieron en el abandono de las posiciones del territorio de la Comandancia general de Melilla en el mes de Julio de 1921, figura al folio 863 lo siguiente: Al margen: Un membrete impreso que dice: "Alta Comisaría de España en Marruecos.- Ejército de Operaciones.- Estado mayor." Al centro: "Excmo. Sr.: A sus efectos y por si de la comprobación de los hechos que se relatan pudiera deducir algo relacionado con el esclarecimiento de los sucesos ocurridos en este territorio, así como la propuesta de juicio contradictorio a favor del capitán de Ingenieros Sr. Arenas, a que hace referencia, remito a V.E. una carta información.- Dios guarde a V.E. muchos años. Melilla, 12 de septiembre de 1921. Dámaso Berenguer (Rubricado). Excelentísimo señor general juez especial D. Juan Picasso. Melilla." Al folio 864 figura la carta información a que hace referencia la anterior comunicación, que dice lo siguiente: (aquí viene la carta. NOTA del webmaster) ----------oooOOOooo----------
Don Angel Ruiz de la Fuente y Sánchez Puerta, auditor de brigada, secretario relator del Consejo Supremo de Guerra y Marina.
CERTIFICO: Que en la información gubernativa instruída para esclarecer los antecedentes y circunstancias que concurrieron en el abandono de las posiciones del territorio de la Comandancia general de Melilla en el mes de Julio de 1921, figura al folio
1.140 lo siguiente:
"Querido Agudo: He recibido esta mañana todos cuantos chismes me
envías, y me han llenado de alegría por todos conceptos, tanto más
que por la materialidad de la cosa, que es importantísima, por el
cariño y el interés que todo ello supone, y que no hay ni habrá
medio de agradecer bastante; ya lo puedes hacer presente así al
celador y a su señora, hasta que yo pueda hacerlo personalmente. Si
vieras qué emoción y qué alegría al destapar el cajón. En fin,
no quiero darte la lata; un millón de gracias por todos conceptos.
Por la tarde he recibido los puros; casi soy feliz, y a ti te lo
debo. Lo que sí te ruego es que de mi paga de Agosto, que está sin
cobrar, lo cobre cualquiera y os vayáis cobrando cuantos gastos
hagáis por mí tú y todos los compañeros; díselo también a
Alzugaray y Cantarell, que me envían cosas por el barco que llegará
hoy o mañana; así os lo agradeceré más y no perjudico a nadie,
¿verdad? Si por casualidad ves los paquetes que vengan en el vapor,
acondiciónalos bien si no vinieran así. Respecto
a Arenas, te diré lo siguiente: Nos encontramos en
Tistutin, en donde se quedó por su propio espíritu, pues ninguna
obligación tenía de estar allí. Estaba de jefe de posición,
aunque luego vino otro más antiguo que él. La posición de dividió
en tres sectores: uno, la pajera, que era el de más peligro, pues el
paso de la carretera y dentro de ella no se podía vivir; él lo
organizó todo muy bien, con caminos cubiertos, disminuyendo el
número de bajas; pidió estar allí perpetuo; se le dió una
compañía formada por tropas de Infantería y unos 70 ú 80
ingenieros; levantó enormemente la moral de la tropa, haciendo los
relevos de la guardia como en el cuartel; la gente llegó a adorar
con él. Una tarde se trató de quemar un almiar de
paja desde donde nos paqueaban horriblemente, y él salió
completamente solo, con unas cuantas latas de petróleo que yo le iba
dando desde el parapeto sucesivamente; quemó toda la paja, así como
una tienda en donde había unos cadáveres que olían espantosamente;
todo con una sangre fría que ponía los pelos de punta; no te puedes
imaginar lo bien que trabajó hasta que me encargó a mí de las
comunicaciones, en donde tuve la suerte de encontrar la ansiada
comunicación con Arruí; estuvo trabajando como un negro, dando
ánimos a los telegrafistas, colocándose encima de los sacos de paja
que había en la posición, y en donde era materialmente imposible la
vida por la lluvia de balas que a todas horas caían. Cuando
se hizo necesaria la retirada por falta de agua, él pidió
enérgicamente la retaguardia, con la compañía que antes indico;
estuvo en la posición hasta que salió todo el mundo, y esto lo vi
yo perfectamente, que salí momentos antes que él, es decir, que
salió casi mezclado con los moros. Hasta el edificio de La
Colonizadora fue todo admirablemente: iba haciendo fuego por
descargas, a la voz, llevando la tropa en la mano; en fin, una
preciosidad; llevada de tenientes a Fernández, que murió en la
retirada; a Albert, que fue herido en un brazo a mitad de camino, y
dos de Infantería, que también fueron heridos. A partir del
edificio que te digo el enemigo aumentó bastante, nos rodeó y
desertó la Policía que llevábamos, con lo que aumentó la
confusión; influyó notablemente el hecho de que a Arenas se le
acabaron las municiones, y las que se mandaron no llegaron a tiempo
porque la confusión y el número de bajas fue enorme. Él cogió una
carabina y, animando a la poca gente que llevaba, fue fusilando
materialmente a los moros que nos cercaba; todo esto con una herida
leve, creo que en la pierna. Ya a un kilómetro de
Arruí se vió envuelto y copado, muriendo de un tiro en la cabeza a
boca de jarro. Yo no te puedo decir más sino que los dos tenientes
de Infantería que venían con él, Calderón y Sánchez, entraron
heridos en Arruí y casi sin poder respirar se dirigieron al general,
diciendo: "Mi general, la laureada para el capitán Arenas".
Todo el mundo coincidió en lo mismo; pero entiendo que el único que
puede hacer alguna cosa en este sentido es el Barón, que, como te
digo, está completamente decidido a pedirla. No
tengais cuidado. Esto que os digo es únicamente para satisfacción
de todos, de su pobre familia. Que reciba ésta antes de marchar y
muchas gracias por todo. Da recuerdos en la plaza a todo el mundo. Tu
buen amigo y compañero, Aguirre. 29-8-921." Es
copia.- José López y Pozas.
Y para que conste, expido el presente, visado por el excelentísimo señor consejero instructor, en Madrid, a 20 de octubre de 1922.-
Angel Ruiz de la Fuente. Hay un sello que dice: "Consejo Supremo de
Guerra y Marina."
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