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LA RETIRADA DE LA COLUMNA DE ZOCO EL-TELATZA (22 - 25 de julio)
Tras dos días de incertidumbres y ataques, durante la madrugada la columna de Zoco el-Telaza se retiró hacia la zona francesa del protectorado. En la retirada murieron unos 700 hombres de los 1200 que componían la columna.
El sur de la Comandancia General de Melilla conformaba la circunscripción de Zoco el-Telatza, asignado al regimiento de Infantería “Africa” núm. 68.
Circunscripción de Kandussi, en territorio de la cábila de Beni-Said.
Este regimiento tenía entre 1100 y 1200 hombres del 1º y 2º Batallón desplegados en la circunscripción, mientras que el 3º Batallón había sido destinado a la circunscripción de Annual.
La posición central, Zoco el-Telatza, a vanguardia y al sur, era la cabecera de la columna móvil, compuesta por unos 725 hombres encuadrados en seis compañías de fusiles y una de ametralladoras del citado regimiento, al mando del teniente coronel Saturio García Esteban, jefe del 2º Batallón del regimiento “Africa”.
En la zona se habían establecido una serie de posiciones que consumían unos 400 soldados desplegados en:
Haf: situada al norte, enlazando con la circunscripción de Dar Dríus, en el cruze de caminos de se dirigía a ésta posición al norte y a a Batel al noeste. Tenía unos 62 hombres.
Arreyen Lao: situada entre Haf y Zoco el Telatza. Tenía unos 116 hombres.
Loma Redonda: tenía unos 43 hombres.
Sidi Alí: tenía unos 38 hombres.
Ben Hidur: tenía unos 31 hombres.
Tsarut Uzai: tenía unos 73 hombres.
Reyen de Guerrao: tenía unos 26 hombres.
Afsó: tenía tan solo unos diez hombres para misiones de apoyo.
22 de julio
La tarde del 22 el capitán jefe de la posición de Haf comunicó que estaba siendo atacado.
23 de julio
El ataque de Haf continuaba este día, hecho del que el jefe de la posición informó a su coronel, accidentalmente presente en Batel.
A las 10:00 horas las líneas telefónicas interiores de la circunscripción quedaron cortadas. Como la posición de Haf había pedido auxilio, el teniente coronel Esteban organizó un convoy con agua y municiones, que salió a las 14:00 horas conducido por el capitán Alonso, jefe de la 9ª mía de Policía Indígena. El convoy tuvo que forzar la entrada a Haf combatiendo a los rifeños apostados en las estribaciones y barrancos de los montes Busfedauen circundantes; regresó a Zoco el-Telatza una vez finalizado el servicio.
Ese mismo día las posiciones de Arreyen Lao, Tasarut Uzai y Sidi Yagud, estas dos últimos en el interior del territorio y a retaguardia, comunicaron el comienzo de sus ataques.
24 de julio
En la mañana del 24 de julio se divisaron moros apostados en el Tizi Lao, en espera del paso del convoy de aprovisionamiento de Haf.
Ese día se produjo uno de los hechos curiosos e insólitos del desastre: el pago de un rescate para salvar a una posición. En efecto, el capitán Alonso fue informado por unos moros que la posición de Reyen del Guerrao, en el interior del territorio, estaba siendo rodeada por una numerosa harka de la cábila de Beni-bu-Yani. Acudió con sus fuerzas a rescatarla, pero advirtiendo que por la fuerza no podría conseguir nada, dado el elevado número de rifeños rodeando la posición, entró en negociaciones con los moros. Se convino la salida de la guarnición con armas, municiones y tiendas de campaña por el módico precio de 2500 pesetas, que fueron facilitadas mil por el capitán Alonso y el resto por los oficiales de la fuerza. Se avivaron las discusiones con los rifeños al salir de la posición, que se contentaron con cinco fusiles que les fueron entregados. La columna regresó al campamento principal sin más novedad de una agresión al pasar a la altura de Sidi Alí.
El teniente Coronel Esteban convocó un consejo de oficiales, en el que se discutió el posible socorro a la posición de Haf, en la que los ataques enemigos eran tan intensos que llegaron incluso a las alambradas. Se aprestaron dos compañías con objeto de salir para proteger el repliegue de Haf. Pero acto seguido se recibieron por heliógrafo noticias desde Haf y Arreyen Lao, las dos situadas, que Dríus había caído en poder del enemigo, y que por ese camino subía gran número de enemigos; también informaron de la caída de Tistutin; esta última noticia era falsa, pero no lo sabían. También se recibió noticias procedentes de la posición Siach número 2 sobre un numeroso contingente de caballería enemiga que progresaba por la llanura de Metalza en dirección al Zoco, así como enemigos a pie por el camino de Arreyen Lao. Al poco tiempo tuvieron noticia de la caída de Haf en poder del enemigo, por lo que se anuló la salida de las dos compañías.
El enemigo estaba concentrando sin duda sus efectivos para caer sobre el campamento de Zoco El-Telatza, acudiendo desde el norte de la parte de la posición de Haf, y desde el este desde las de Sidi Yagub y Teniat el Hamara. Además, las cábilas de Beni-Buyahi y Ulad Budker se estaban concentrando en los cercanos montes de Ben Hidur. En definitiva, se suspendieron los convoyes y las aguadas, y se era consciente que el campamento iba a ser objeto de un ataque importante en las próximas horas.
Sobre las 17:00 horas los policías indígenas desertaron, uniéndose la mayoría al enemigo, y se ordenó que la posición de Morabo y el puesto de Siach se replegasen al campamento principal. En esta última una harka avanzaba sobre ella, e inopinadamente la fuerza de Caballería de la Policía Indígena salió a caballo huyendo en dirección al rio Gan; dos oficiales trataron en vano de detenerles: los tenientes Benito y Salama. Mientras tanto, el enemigo ocupó las avanzadillas de Siach y su nutrido fuego hacía numerosas bajas en los policías, que acabaron abandonando la posición y huyendo. El capitán pudo acogerse en el campamento principal con tan solo una docena aproximada de hombres.
Al poco tiempo los policías de Caballería, reducidos y conducidos por los dos oficiales que habían salido en su persecución, unos treinta jinetes, se encaminaban hacia el campamento enarbolando una bandera española; pero la guarnición les confundió con enemigos y dispar´ço contra ellos, obligándoles a replegarse y a desaparecer hacia retaguardia; nunca más se supo de esta fuerza ni de los dos tenientes que les guiaban.
Al anochecer las posiciones de Loma Redonda, Sidi Alí y Ben Hidur fueron atacadas simultáneamente y pidieron auxilio a la cabecera. Al mismo tiempo ésta fue atacada con fuego enemigo, concentrado en torno a Zoco el-Telatza. El teniente coronel ordenó a Loma Redonda resistir lo posible, que rompiera el cerco a media noche, que se replegara sobre Sidi Alí y que ambas posiciones se replegaran sobre el Zoco a las 01:00 horas de la madrugada. También se recibieron noticias del ataque a Tasarut Uzay, a la que se le ordenó romper el cerco y replegarse a la zona francesa.
A las 22:00 horas se convocó otro consejo de oficiales, donde el teniente coronel decidió la evacuación de la columna para las 02:00 horas de la madrugada y la retirada hacia la zona francesa, a 20 km dirección sur.
25 de julio
Entre las 02:00 y 03:00 horas de la madrugada del 25 de julio la columna móvil de Zoco el-Telatza inició la marcha hacia la zona francesa. Se aprovechó un momento en que el fuego del enemigo sobre la posición flaqueó un poco y, favorecidos por la niebla, consiguieron salvar el cerco, si bien los últimos en salir tuvieron que sostener el fuego dentro de la posición.
La columna la formaban unos 1200 hombres encuadrados en unas nueve compañías. Salieron formando una columna de cuatro filas de la siguiente forma:
- Vanguardia: 5º compañía, 2º Batallón, Rgto. de “África”.
- Detrás: una compañía de fusiles y la de Ametralladoras, 2ª Batallón de “África”.
- Grueso: más unidades de fusiles, los heridos y la impedimenta.
- Retaguardia: 1ª compañía, 2º Batallón, Rgto. de “África” y una sección de Caballería del “Alcántara”.
La columna se dirigió hacia el sur, por el camino más corto de las tres posibilidades que se les ofrecían, al pie de los montes de Ben Hidur, pero que era más montañoso en su última parte del recorrido. Marcharon los tres primeros kilómetros sin problemas, por el llano de Tasarut, amparados por la oscuridad y por la niebla, y porque cogieron al enemigo por sorpresa, pues sin duda creería que la columna se dirigía a Batel. En ese punto surgieron algunos disparos por el flanco derecho del avance, disparos que fueron haciéndose cada vez más intensos a medida que iba clareando el día, que obligaron a desplegar las guerrillas y a emplearse a la sección de Caballería del Alcántara.
Continuaron la marcha hasta el mediodía. En un punto que el camino hace un recodo para dirigirse a la zona francesa un numeroso grupo de rifeños apostados en unas chumberas abrió fuego sobre ellos de improviso; por el flanco derecho apareció un grupo de caballería enemiga de entre 50 y 80 caballos, que evolucionó tratando de rodear la retaguardia. La columna torció hacia la izquierda para ganar un paso, pero el enemigo se adelantó, y batía incesantemente el fondo del valle desde las alturas.
El combate se generalizó y la columna continuaba avanzando sin dejar de disparar; en un momento dado la compañía de ametralladoras se echó hacia la izquierda, quizás para emplazar sus máquinas, pero cayó bajo el fuego de los rifeños apostados en la ladera de enfrente matando mulos y soldados, desorganizado la compañía y separándola del resto de la columna; igual suerte corrieron las compañías que avanzaban detrás y que siguieron su rumbo. Esta parte de la columna quedó dispersada, con gran pérdida de material y armamento, y la muerte de sus capitanes, la mayoría de sus oficiales y gran parte de sus soldados.
La cabeza de la columna, las filas de la derecha de la misma y la retaguardia siguieron el camino natural bajo constante fuego enemigo, subiendo hacia la vertiente opuesta para ganar el collado de salida y salir hacia el puesto francés de Hassi Uenzga. Los heridos que traían y las bajas que sufrieron quedaron abandonados por carecer de medios de conducción. El estado de la moral de la tropa era malo, por efecto del cansancio, la sorpresa del ataque recibido en el valle, y el abandono de las bajas que sufrían, pues los soldados no respondían a los llamamientos de los oficiales, se mezclaron las unidades y se llegó en desorden a lo alto del monte Bubris, límite de la zona francesa, y al puesto francés de Hassi Uenzga.
De los 1200 hombres de la columna de Zoco el-Telatza tan solo unos 500 lograron llegar a la zona francesa.
Durante dos o tres días siguieron llegando algunos rezagados, sin armamento y hasta desnudos, en calzoncillos, algunos de ellos perseguidos hasta la misma raya de la frontera y muertos en el último momento al creerse al salvo a la vista del puesto francés.
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