HISTORIA MILITAR DE ESPAÑA
Campañas




GUERRA CONTRA INGLATERRA (1796 - 1802)

BATALLA DEL CABO SAN VICENTE (14 de febrero de 1797)

Infame derrota del almirante don José de Córdoba, que fue incapaz de sobreponerse al ataque inicial de los británicos e iniciar su persecución y quizás derrota. En su lugar buscó refugio en Cádiz, con el rabo entre las piernas, rumbo a la ignominia de la Historia.


Sir John Jervis

En diciembre de 1786 la armada británica, al mando del almirante Jervis, fue obligada a abandonar el Mediterráneo debido a las victorias de ejército francés en Italia y a la entrada de España en la guerra. A comienzos del año Francia y sus aliados planearon una gran invasión en Irlanda apoyada por sus respectivas flotas de guerra. Sin embargo, los movimientos iniciales fueron abortados gracias a la gran victoria obtenida por Jervis sobre la flota española en la batalla del cabo de San Vicente el 14 de febrero de 1.797, dia de San Valentín, en la cual el futuro almirante Nelson jugó un importante papel. Antiguamente se decía que la victoria británica se debió al genio de Nelson, que atacó la linea española de forma poco convencional. Sin embargo, investigaciones modernas revelan que el propio almirante Jervis dirigió la batalla desde el comienzo.

El almirante Sir John Jervis, al mando del buque VICTORY, de 100 cañones, estaba al frente de una flota británica a principios de 1797 y se encontraba en aguas del Atlántico esperando el regreso de la escuadra del Comodoro Nelson, que había participado en el reembarque de las tropas británicas de la isla de Elba, y que se unió a la flota de Jervis el 13 de febrero, la víspera de la batalla. Ambas escuadras se encontraron en el Cabo de San Vicente, situado en el punto más sudoeste de Europa.

Jervis tenía 62 años y había estado en la flota británica desde que ingresó en ella siendo un adolescente. Tras haber obtenido su actual mando en 1795, comenzó a imponer disciplina y moral en su flota de un modo que el estado de la misma mejoró de forma notable. Tras el encuentro con Jervis, Nelson trasladó el puesto de mando de su escuadra al buque CAPTAIN, de 74 cañones, y se preparó para la batalla.

La flota española, bajo el mando del almirante don José de Cordova, se dirigía hacia Cádiz escoltando un grupo de barcos mercantes que transportaban mercurio. Los buques españoles eran 27 navíos de línea, 11 fragatas y un bergantín, con un total de 2.638 cañones. El SANTÍSIMA TRINIDAD, un gran buque de 130 cañones, destacaba como el navío más imponente y mejor armado de la flota.




Buques que formaban la flota española al mando del almirante don José de Córboba, de infeliz memoria. Destaca el SANTÍSIMA TRINIDAD, imponente navío de 130 cañones.


La flota británica del almirante sir John Jervis contaba con 15 navíos de línea, 4 fragatas, 2 balandros y 1 cutter, con un total de 1.430 cañones, lo que le hacía afrontar el combate con inferioridad de medios.




Buques que formaban la flota británica al mando del almirante sir John Jervis.


Por la mañana del día 14 de febrero, la flota española apareció ante los ojos de Jervis tan pronto como se levantó la niebla, a 25 millas al oeste del Cabo de San Vicente y a 150 millas de Cádiz, a donde se dirigían los españoles sin orden haber establecido un buen orden de combate. El capitán Calder, al mando del VICTORY, comenzó a informar al almirante Jervis:

  • "Hay ocho velas en la línea, sir John."
  • "Muy bien, caballero" - replicó el almirante.
  • "Hay veinte velas en la línea." - continuó el capitán Calder.
  • "Hay veinticinco ..."
  • "¡Hay veintisiete velas en la linea, sir John, casi el doble que las nuestras!" - informó excitado finalmente el capitán Calder. El almirante Jervis se volvió hacia él y le dijo impasible:
  • "Es suficiente, caballero. Aunque haya cincuenta velas, iremos a por ellas. Inglaterra necesita una victoria."

El almirante Jervis tomó la decisión de ir por los españoles. El capitán Ben Hallowen, que estaba junto al almirante, le dió un golpe amistoso en su espalda diciendo:

  • "Bien hecho, sir John, bien hecho. Y por Dios que les daremos una maldita paliza."

Cuando los españoles notaron la aproximación de los británicos, pareció observarse cierto desorden entre ellos: su línea desplegó dividida en dos grupos, pues nueve buques navegaban con rumbo Este mientras que el resto giró hacia el Norte. Por su parte, las fragatas quedaron demasiado dispersas. Jervis colocó su flota en línea, con el CULLODEN en cabeza, el VICTORY en el centro y el CAPTAIN el tercero desde retaguardia. Su plan consistió en virar hacia el Norte y navegar entre las dos partes de la flota española para entonces atacar la retaguardia del núcleo más importante. De esta forma podría combatir con una proporción de 18 a 15 al dejar a los 9 restantes barcos españoles a sotavento e incapacitados de acudir a la batalla navegando contra el viento. Las dos flotas pasaron una junto a la otra en direcciones opuestas y abrieron fuego a unas 700 yardas. Cuando la vanguardia de la línea británica pasó la española, Jervis ordenó que virara para colocarla en línea en oposición a la española. El problema ahora consistía en que cabía la posibilidad de que el destacamento mayor de los españoles pasara a popa de los buques británicos para juntarse con el destacamento menor y escapar hacia Cádiz.

En este momento el Comodore Nelson hizo su famosa maniobra. Dándose cuenta de que el buque insignia de su escuadra, el BRITANNIA, no estaba siguiendo las órdenes emanadas de las señales de Jervis, ordenó a su propio buque, el CAPTAIN, salir de la línea e interceptar el buque que encabezaba la vanguardia española, el SANTÍSIMA TRINIDAD, para impedirle que se uniera al grupo de buques de sotavento, mientras la vanguardia británica alcanzada la retaguardia española. Al hacerlo así, Nelson se enfrentó dos peligros: el enfrentamiento con el mayor navío de guerra de mundo, el SANTÍSIMA TRINIDAD, que estaba siendo apoyado por otros seis navíos españoles, y a un posible consejo de guerra por abandono de su posición en el combate. Al primer peligro se enfrentó de forma resuelta, y contó enseguido con el apoyo de Jervis, que mandó en su ayuda a varios buques. El segundo peligro no se llegó a materializar porque las reglas de enfrentamiento de aquellos días no impedían a un oficial usar de su iniciativa cuando fuera necesario, y la acción de Nelson se demostró la más necesaria en ese momento del combate.




El PELAYO socorriendo al SANTÍSIMA TRINIDAD.


El primer barco enviado por Jervis para apoyar a Nelson fue el EXCELLENT, mandado por el capitán Collinwood. A continuación llegaron el CULLODEN y el BLENHEIM, que entablaron combate tan pronto sus cañones estuvieron listos. Les siguieron el PRINCE GEORGE y el ORIÓN. A su llegada el CULLODEN estaba tan dañado que el BLENHEIM pasó delante de él. El EXCELLENT habia seguido al CAPTAIN y estaba combatiendo con el SAN NICOLÁS, arrojando sobre él un tremendo fuego artillero. El buque de tres puentes SAN JOSÉ estaba recibiendo el fuego del PRINCE GEORGE. El EXCELLENT y el PRINCE GEORGE pasaron a combatir a otros navios españoles.

Las dos flotas formaron una gran melee en la cual los barcos españoles sufrían grandes daños debido a las rápidas y exactas andanadas británicas. El CAPTAIN quedó seriamente dañado, ya que, en palabras del propio Nelson, "perdió el trinquete, sin velas, cuerdas y obenques, el timon destrozado e incapaz de servir ni para la línea ni para la caza." En el fragor y confusión del combate, el SAN NICOLÁS y el SAN JOSÉ chocaron entre ellos y se enredaron mientras trataban desesperadamente de escapar del fuego enemigo. Al observarlo, Nelson ordenó al CAPTAIN colocarse junto al SAN NICOLÁS y abordar el buque español. El primer hombre el abordar el SAN NICOLÁS fue el capitán Berry. El capitán Miller recibió la orden de Nelson de quedarse al mando del maltrecho CAPTAIN, mientras el propio Nelson se unió al abordaje con tres soldados del 69º Regimiento de Infantería de Marina y algunos marineros de la tripulación. Nelson escribió:

    "Los soldados del 69º Regimento se lanzaron al asalto con la prontitud que les caracteriza, rompieron la galería de ventanas superior con el teniente Pierson, del mismo Regimiento, al frente, seguidos por mí mismo y otros."

Siguió un duro combate con los españoles en el que los marines británicos se hicieron paso mediante fuego graneado. Los oficiales españoles habían cerrado las puertas de sus camarotes, pero fueron rápidamente forzadas por los británicos. En el alcázar Nelson encontró al capitán Berry, que portaba la bandera española, arriada en señal de rendición. Allí encontró también al Comodoro Geraldino, quien ofreció su espada a Nelson en señal de rendición. Mientras tanto, el SAN JOSÉ, que estaba en malas condiciones debido al fuego artillero británico e inexplicablemente liado con el SAN NICOLÁS, comenzó a disparar sobre Nelson y sus tropas intentando ayudar al SAN NICOLÁS, por lo que Nelson ordenó a sus hombres y al capitán Berry cruzar hacia él y capturarlo, mientras pedía más soldados al capitán Miller. "Cuando llegué a la cadena principal, un oficial español se acercó a la barandilla de la cubierta, sin armas, y dijo que el barco se rendía." En efecto, en el alcázar encontró al apitán de navío arrodillado y ofreciendole su espada, mientras le decía que el almirante Winthuysen se estaba muriendo a causa de sus heridas. Los tres buques, el CAPTAIN, el SAN NICOLÁS y el SAN JOSÉ, permanecían unidos, y cuando el VICTORY pasó junto a ellos, todos los barcos que le acompañaban les hicieron tres gritos de honor. De esta forma, el Comodoro Nelson fue responsable personalmente de dos de las cuatro capturas hechas por los británicos aquel día. Su hazaña le valió a Nelson su reconocimiento como héroe nacional, su ascenso a Contraalmirante, que recibió el 1 de abril con antiguedad del 2 de febrero, y el ingreso en la Orden del Baño.

La victoria fue rotundamente británica. Al día siguiente la flota se dirigió a la bahia portuguesa de Lagos remolcando al buque CAPTAIN y con cuatro barcos españoles capturados: el SALVADOR DEL MUNDO (112), el SAN JOSÉ (112), el SAN NICOLÁS (84) y el SAN ISIDRO (74). El SANTÍSIMA TRINIDAD y el SOBERANO se habían rendido, pero reanudaron la lucha y se escaparon. Jervis envió a la fragata LIVELY hacia Inglaterra con las noticias de la victoria que, una vez arribada a Londres el 3 de marzo, fue relatada por el coronel Drinkwater, pasajero en el barco y responsable de la popularidad que obtuvo Nelson gracias a sus relatos de la batalla.

Por su parte, los españoles persiguieron inicialmente a Jervis. Por un momento pareció que iban a enfrentarse de nuevo a los británicos para reanudar el combate y, quizás, obtener la victoria. Pero el almirante don José de Córdoba prefirió poner rumbo a Cádiz, rumbo a la ignomia de la Historia. El sitio web "Todo a babor" tiene un relato muy interesante sobre el accidentado regreso del SANTÍSIMA TRINIDAD a Cádiz. No deje de visitarlo.



FUENTES: