Asedio de Melilla por parte del sultán de Marruecos que duró cien días.

El 9 de diciembre de 1774 el sultán de Marruecos, Sidi Mohamed, se presentó ante las murallas de Melilla al frente de un ejército de 40.000 hombres. Entraron por la "Casa del Renegado", en el Atalayón. Montaron su campamento en las estribaciones del Cerro de San Lorenzo, donde actualmente se erige la plaza de toros y el parque Hernández. Establecieron cinco baterías de cañones y tres de morteros en San Lorenzo, Tarara, Santiago, Horcas y La Puntilla.

El sultán mandaba el ala derecha de su ejército, y sus hijos Muley Ali y Muley Maimón mandaban respetivamente el centro y el ala izquierda.

Según se dice, la tienda del sultán, así como la carroza que utilizaba en la revistas de tropas, eran un regalo del rey Carlos III.

Según Gabriel de Morales, en el Centro Cónico que domina el Río de Oro y Farhana existía el llamado "Palmito Enano de Sidi Mohamed". Se decía que todos los días el sultán iba este sitio para examinar los adelantos del asedio a la plaza. El bombardeo a la ciudad era seguido de un cañoneo que los españoles, jocasamente, le llamaban "El Rosario de Mahoma". Algunos historiadores afirman que los rifeños que actualmente pertenecen a las cinco tribus de Beni Sicar, Beni Sidel, Beni Ifrur, Beni Bugalar y Mazuza son los descendientes de los integrantes de la Guardia Negra del sultán que participó en el asedio, fruto del mestizaje entre los guardias y las esclavas cristianas recluidas en el palacio de Mequinés.

El primer caido español fue el soldado Juan Rodríguez, del regimiento de "La Princesa", muerto el 22 de diciembre; había nacido en Torralba, provincia de Toledo.

El 8 de enero de 1775 el cabo Alonso Martín murió junto con doce desterrados defendiendo heroicamente las murallas del fuerte de Victoria Grande. El último caído en combate fue el soldado Raimundo Cabellera, de Infantería, muerto el 18 de marzo de 1775. Al día siguiente, 19 de marzo, después de cien días de asedio, los moros abandonaron el sitio.