Desembarco en Portugal y plan de los aliados
En febrero de 1704 la escuadra del almirante Rooke desembarcó en Lisboa al archiduque Carlos, proclamado rey de España como Carlos III en Viena en septiembre del pasado año de 1703, acompañado de un contingente de 300 soldados alemanes y 8.000 soldados británicos al mando del duque de Schomberg y 4.000 holandeses al mando de Nicolás Faggel. A ellos se unió una fuerza de 15.000 soldados regulares portugueses, lo que permitió al pretendiente reunir en torno a la capital lisboeta un ejército de 27.000 soldados regulares y una masa auxiliar de 13.000 soldados procedentes de milicias.
La idea de maniobra del archiduque era avanzar hacia la frontera y penetrar en España en dos direcciones:
Los británicos, al mando del duque de Schomberg, hacia Badajoz, para amenazar a las tropas borbónicas con una tenaza.
En territorio portugués no había almacenes, artillería de ningún tipo ni caballos, por lo que la potencia del ejército aliado estaba algo limitada es estos aspectos. Los portuguese tenían algunas unidades montadas, los holandeses ninguna, mientras que los británicos tenían en sus filas cuatro regimientos de Caballería y Dragones:
- - Regimiento de Harvey.
- - 2º Regimiento de Dragoons Guards.
- - Regimiento de Royal Dragoons.
- - Regimiento de Dragones de Killigrew.
Preparativos españoles y plan del duque de Berwick
La reacción española no se hizo esperar. Villadarias en el sur y Ronquillo en el norte reunieron 30.000 soldados en total, separados por una gran distancia. No hay datos sobre la Caballería de Villadarias, aunque sabemos que era muy escasa. Entre las tropas de Ronquillo se hallaban dos regimientos de Caballería:
- - Regimiento de Caballería de Solís (futuro Calatrava).
- - Regimiento de Cballería de Órdenes Viejo (futuro Infante).
Anteriormente al desembarco aliado en Portugal, el rey Felipe V ya había solicitado ayuda militar a su abuelo Luis XIV. En febrero de ese año entró por los Pirineos el primer contingente de tropas franceses en España: 20 batallones de Infantería, 6 regimientos de Caballería y 2 regimientos de Dragones, 12.000 soldados al mando del mariscal de Francia marqués de Puységur y del duque de Berwick, que fue nombrado capitán general del ejército franco-español.
Mientras tanto, nuevos reclutas fueron llamados a filas, vestidos, instruidos y encuadrados en los viejos regimientos o en otros de nueva creación. Para ello se abrieron los almacenes y se asignaron fondos extraordinarios para hacer frente a la campaña que se avecinaba.
El 4 de marzo de 1704 el nuevo ejército franco-español, formado por 18.000 soldados de infantería y 8.000 de caballería, salió de Madrid con el rey Felipe V al frente, que fue vitoreado por la multitud. Al mando de las fuerzas iba el duque de Berwick. Desde Plasencia, el rey Felipe V declaró formalmente la guerra al archiduque Carlos y a los aliados.
La idea de maniobra del duque de Berwick era la siguiente:
Operaciones de la campaña
En mayo dieron comienzo las operaciones. Las fuerzas de ambos contendientes estaban niveladas. Y ambos habían dividido sus fuerzas de tal modo que el mando y control de las mismas se hacía difícil en un terreno tan abrupto, por lo que el comienzo de la campaña resultó un tanto desordenado y confuso. Por su parte, los caballos franceses aguantaron mal el calor y no pocos de ellos murieron; la situación se agravó por la falta de avena y forraje, que escaseaba debido a que el calor prematuro había secado los pastos.
El ejército real pasó por Talavera y atacó la guarnición fronteriza de Salvatierra, que capituló el 8 de mayo sin disparar un solo tiro.
Tras la toma de Salvatierra, el ejército real se dividió en dos columnas, mientras que tres fuerzas auxiliares apoyaron la invasión:
Columna derecha: avanzó por la ribera derecha del Tajo al mando del duque de Berwick y el rey Felipe V, en dirección de Villa Velha.
Columna izquierda: avanzó por la ribera izquierda del Tajo al mando del príncipe de Tilly de Serclaes, para ocupar Portalegre.
Fuerza de don Francisco de Ronquillo: invadió Beira.
Fuerza del duque de Híjar: invadió el norte de Portugal.
Fuerza del marqués de Villadarias: invadió el sur de Portugal desde Andalucía.
Sitio de Portalegre en 1704. Servicio Geográfico del Ejército
Desde Salvatierra, la columna de Berwick continuó hasta Monsanto, en cuyo ataque tomaron parte los regimientos de Caballería de Milán, Órdenes Viejo, Solís, Reina y Real de Asturias. A continuación siguieron hasta Castelo Branco, que se rindió al cuarto día de asedio. Frente a ellos, la columna luso-holandesa había renunciado a la ofensiva y optó por bloquear los pasos de la Sierra de la Estrella. Nicolás de Faggel estaba en Sobreira Formosa, a 20 millas de Castelo Branco, con una fuerza de dos regimientos. Pero como el holandés nunca había estado en montaña, quedó cortado y envuelto por una fuerza francesa al mando del marqués de Thouy. Faggel se salvó de ser hecho prisionero gracias a su caballo. Tras este éxito, el duque de Berwick regresó a Vela Velha a esperar al príncipe Tilly de Serclaes.
Por su parte, el príncipe Tilly dió comienzo al bloqueo de Arronches (los regimientos de Caballería de Camprodón y Extremadura Viejo participaron en el sitio). Pero se obsesionó por mantener despejadas sus líneas de comunicaciones, por lo que se mantuvo frente a Arronches sin avanzar. El duque de Berwick le esperó en vano hasta que decidió ir su busca. Para ello cruzó el río Tajo con sus fuerzas, con lo que renunció avanzar hasta Abrantes, con lo que la ciudad de Lisboa se libró de la amenaza franco-española, salvándose gracias a la ineptitud del príncipe Tilly.
Tras el cambio de planes, el duque de Berwick atacó Portalegre el 9 de junio, que tomó tras seis horas de combates y tras la rendición del regimiento británico de Stanhope y otros dos portugueses que guarnecían la ciudad. Sin embargo, el ejército rela había perdido la iniciativa al renunciar a tomar el objetivo de la campaña: la toma de Lisboa.
En el norte, el marqués de Las Minas se reveló como un táctico de gran finura, y consiguió rodear y derrotar a las fuerzas de Ronquillo y sus dragones en Idanha. Este revés fue compensado por la toma de Castelldevide por las fuerzas del duque de Berwick y Villadarias.
A pesar de los éxitos aparentes de los borbónicos, era la primera campaña que emprendía España en serio desde hacía medio siglo, por lo que pronto se notaron deficiencias de tipo logístico en munición y alimentos. A estas deficiencias de organización se sumaron los rigores del verano, que ocasionaron la pérdida de dos tercios del ganado de los franceses, nada habituados al extremo clima peninsular. Ante estas circunstancias, y debido a que ambos ejércitos habían perdido su propia iniciativa, los contendientes detuvieron las operaciones y mantuvieron sus posiciones, de forma que el rey Felipe V regresó a Madrid el 16 de julio.
No obstante, la moral de los borbónicos era alta, como lo demuestran las coplas que se cantaban en Sevilla:
"Presto verá el Portugués
que entró goloso en la Huerta
quando venga el Hortelano
a cómo valen las Peras"
FUENTES:
- Henry Kamen. Felipe V, el rey que reinó dos veces. Ediciones Temas de Hoy, S.A. Colección: Historia. Madrid, 2000. Páginas 54-55
- Julio Albi y dos más. La Caballería española, un eco de clarines. Tabapress, S.A. Madrid, 1992. Pág,s. 40-42