HISTORIA MILITAR DE ESPAÑA
Campañas



PRIMERA CAMPAÑA DE ITALIA (1494 - 1496)

BATALLA DE FORNOVO (6 de julio de 1495)

Victoria del rey Carlos VIII de Francia sobre los ejércitos aliados veneciano y milanés del marqués de Mantua y el conde Caiazo.

Tras conocer el tratado de la Santa Liga, el rey Carlos VIII dejó guarniciones francesas en el recién conquistado reino de Nápoles y con 9.000 hombres se dirigió a los Apeninos para entrar en la Lombardía y así huir de Italia. Los venecianos y milaneses, ambos pertenecientes a la Santa Liga, juntaron sus ejércitos, al mando respectivamente del marqués de Mantua y del conde Caiazo. Los aliados tenían dos opciones: perseguir el ejército francés hasta que la falta de víveres y la fatiga dieran cuenta de él, o presentarle una batalla decisiva basados en la superioridad numérica de los aliados.

El marqués de Mantua se inclinó por presentar batalla; no obstante, no impidió a los franceses cruzar los Apeninos, que lo hicieron entre grandes fatigas llevando los cañones, falconetes y culebrinas a hombros. Cruzadas las montañas, ambos ejércitos se encontraron en Fornovo, en el margen derecha del río Taro.

El dia 6 de julio los franceses cruzaron el río para proseguir su retirada. El plan aliado era inteligente: el marqués de Mantua atacaría con los venecianos la retaguardia enemiga en Fornovo, de donde acababan de salir los franceses, mientras que la caballería ligera acometía de flanco a los franceses. Los milaneses del conde Caiazo cerrarían el paso al enemigo, para lo cual habrían cruzado el rio antes del ataque veneciano. Pero la ejecución del plan fue desastrosa.

La caballería ligera no atacó de flanco y se dedicó a saquear la rica impedimienta que dejaban los franceses abandonado; los hombres de armas venecianos fueron rechazados por los compactos escuadrones de infantería suiza y francesa; los milaneses, tras un ligero combate con la vanguardia francesa, repasaron el río y dejaron libre el paso; por último, cuando el grueso del ejército francés retrocedió para acudir en socorro de la retaguardia, la reserva aliada quedó paralizada a la espera de órdenes que no llegaban, por lo que no reforzó ni a venecianos ni a milaneses.

Tras esta victoriosa batalla, Carlos VIII pudo escapar del apuro y regresar a su país.





FUENTES: